viernes, 30 de septiembre de 2011

La declaración de los derechos del hombre y el ciudadano y su repercusion en la vida de las mujeres de Francia

La declaración de los derechos del hombre y del ciudadano y su repercusión en la vida de las mujeres en Francia.
La declaración de los derechos humanos del hombre y del ciudadano aprobada por la Asamblea Nacional Constituyente francesa el 26 de Agosto de 1789 es uno de los precursores de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, esta sentó el precedente para que esta ultima fuera redactada y proclamada el 10 de diciembre de 1948, con el fin de que resulta esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de derecho. Aunque definitivamente se distinguen en algunos aspectos, la principal diferencia encontrada es el hecho de que en la Declaración de los derechos del hombre y el ciudadano no se hace una referencia explícita a la situación de la mujer en la época en que fue escrita, ya que nunca se menciona expresamente en la declaración si las mujeres tendrían los mismos derechos de nacimiento que los que se mencionan para los hombres, la declaración solo fue hecha pensando y considerando exclusivamente a los hombres, sin considerar a la mujer realmente como ciudadana. Porque aunque las mujeres participaron activamente durante el proceso de la revolución francesa, después de redactada y declarada esta las mujeres seguían siendo consideradas ciudadanos pasivos y no gozaban de los mismos derechos que los hombres,  no obstante en 1791 una mujer llamada Olympe de Gouges realizo una declaración de derechos de la mujer y la ciudadana aunque fue guillotinada el 3 de Noviembre de 1791 , un ejemplo claro de esta situación son los denominados  Cuadernos de quejas y lamentos, elaboradas en Francia en la vísperas de la reunión  de los Estados Generales, los cuales reflejan la situación de muchas mujeres francesas en el año de 1789.A continuación presentamos un pequeño fragmento de La petición de las mujeres del Tercer Estado al Rey:
Las mujeres del Tercer Estado nacen casi todas sin fortuna; su educación está totalmente olvidada o, incluso, es de baja calidad. Consiste en enviarlas a una escuela cuyo maestro no sabe la primera palabra de la lengua que enseña, y permanecen en ella hasta que saben leer el Oficio de la Misa en francés y las Vísperas en latín. Una vez conocidos los principales deberes de la religión, se las enseñan a trabajar, eso a la edad de los quince o dieciséis años, en que pueden ganar cinco o seis sueldos al día. Si la naturaleza les ha negado la belleza, se casan, sin dote, con desgraciados artesanos, vegetan penosamente en las provincias y dan la vida a los niños que no están en condiciones de criar. Si por el contrario nacen hermosas, sin cultura, sin principios, sin idea de moral, se convierten en presas del primer seductor, cometen una primera falta y vienen a París a ocultar su vergüenza, acaban por perderla totalmente y mueren víctimas del libertinaje.
Hecho por: Silvia Marcela Martínez Velasco
Ángel Andrés Chávez Robles

No hay comentarios:

Publicar un comentario